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Concurso fotográfico: Burica, La Ruta de los Primates

CONCURSO DE FOTOGRAFÍA

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Burica, Ruta de los Primates

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  • Cierre: 31 de octubre de 2025 (7:00 p.m.) Nueva fecha: 15 de Diciembre de 2025 (7:00 PM)
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📷 Temas del concurso:

  • 🌿 Biodiversidad
  • 🌄 Paisajes
  • 🧑‍🌾 Cultura

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LA RUTA DE LOS PRIMATES es una iniciativa de turismo ecológico y comunitario


CONCURSO DE FOTOGRAFÍA V2

¿Qué es la Ruta de los Primates? Vídeo sobre la Ruta de los Primates


LOS AULLADORES. – SUBFAMILIA MYCETINÆ (versión de Forbes 1894 con actualizaciones 2025)

(Este artículo rescata un escrito de Forbes de 1894 en el libro abajo referenciado)

LOS AULLADORES. SUBFAMILIA MYCETINÆ

(actual: Subfamilia Alouattinae, género Alouatta)
Autor original: Henry O. Forbes (1894)

Esta subfamilia abarca solo un género, que es muy distinto de todos los demás. Los Aulladores son los más grandes de los monos sudamericanos, y se caracterizan por su cuerpo grueso y torpe, su cabeza piramidal y su pequeño ángulo facial, debido a su largo hocico, algo parecido al de un perro. El ángulo de la mandíbula inferior es muy grande y macizo, y su característica principal es el engrosamiento notable de la garganta, debido al gran aumento de los huesos hioides —que están ampliamente inflados y cavernosos— para formar el curioso órgano vocal que poseen los machos de estos animales, y mediante el cual su voz puede ser tan aumentada como para escucharse a varios kilómetros de distancia. (Actual: aparato hioideo extremadamente expandido en los machos del género Alouatta). El cráneo está truncado por detrás en el macho (menos en la hembra) para la recepción del aparato vocal. Sus incisivos son pequeños e iguales, los caninos son prominentes y tienen una cresta oblicua a través de la corona desde la cúspide externa anterior hacia la interna posterior, y los molares superiores son grandes. La cola es fuerte y prensil, desnuda hacia la punta, donde es táctil y muy sensible. El pulgar es móvil, la cara desnuda, y la barbilla con barba. Algunos tienen pelaje corto y otros largo sobre sus cuerpos, pero generalmente es más abundante alrededor de la cabeza. En apariencia son los más poco atractivos y repulsivos de los monos americanos. Su inteligencia también es de un orden muy bajo.
(Actual: apreciación histórica subjetiva; no es aceptada hoy como evaluación científica).

El techo de la caja craneana está deprimido; el plano de la apertura para el paso de la médula espinal desde el cerebro es casi perpendicular al de la base del cráneo; los cóndilos para la articulación del cuello están situados lo más atrás posible. Sir William Flower, en su valiosa monografía sobre el cerebro de Mycetes (= Alouatta), ha mostrado que los lóbulos frontales son pequeños y que los hemisferios cerebrales apenas cubren el cerebelo. En lo que respecta a sus surcos y circunvoluciones, el cerebro principal (cerebrum) de Mycetes puede distinguirse del de todos los demás monos. Todo el órgano es pequeño en comparación con el tamaño del animal; carece de la redondez y plenitud del de los monos araña (Ateles) y de los capuchinos (Cebus). Sus marcas superficiales son comparativamente pocas y simples, y se apartan notablemente del tipo ordinario visto en el orden.

Entre los monos del Viejo Mundo hay una similitud notable en el carácter de las marcas superficiales de sus hemisferios cerebrales. Hay un ligero desarrollo ascendente desde Cercopithecus hacia Hylobates; y mayores complicaciones superpuestas al mismo tipo primitivo —como gran tamaño proporcional y complejidad de las circunvoluciones— se observan en el chimpancé y el gorila, conduciendo hacia el cerebro del hombre. Entre los géneros del Nuevo Mundo hay una divergencia mucho mayor. Entre los capuchinos (Cebus), y solo entre ellos, hay una repetición precisa del tipo del Viejo Mundo; pero en el género Mycetes (= Alouatta), encontramos modificaciones para las cuales no existe paralelo entre la serie catarrina. Hay una ausencia en su cerebro de signos de elevación en serie; y exhibe una gran diferencia con todos, incluso los más bajos de las formas del Viejo Mundo, así como con aquellos monos americanos que, en carácter cerebral, se asemejan de cerca a los monos del Viejo Mundo. Muestra afinidad en algunos de sus rasgos más llamativos con formas bajas de monos del Nuevo Mundo como Nyctipithecus (= Aotus). El tipo cerebral bajo concuerda, como observa Sir William Flower, con su disposición hosca y no domesticable, y con la observación de que su inteligencia es de un orden muy diferente al de sus vecinos, los monos araña y capuchinos.

“Cuando se ven Aulladores en el bosque”, señala el Sr. Bates, “generalmente hay tres o cuatro de ellos montados en las ramas superiores de un árbol. No parece que su estremecedor rugido sea emitido por un susto repentino; al menos, no fue así en individuos cautivos. Es probable, sin embargo, que el ruido sirva para intimidar a sus enemigos.” El poder muscular empleado para dar salida a su rugido cavernoso parece pequeño. Su alimento consiste principalmente en frutos y hojas.

En color, los Aulladores varían mucho. Las crías de ambos sexos a menudo difieren de sus padres, y las hembras de los machos, y también hay gran variación individual.

La distribución geográfica de algunas especies es muy restringida, varias de ellas estando confinadas a un distrito especial del Amazonas, en el cual ninguna otra especie se introduce. Se encuentran, sin embargo, desde el este de Guatemala hasta Paraguay.


LOS AULLADORES. GÉNERO ALOUATTA

Alouatta, Lacép., Mém. Inst., iii., p. 490 (1801).
Mycetes, Illig., Prodr. Syst. Mamm., p. 70 (1811) (sinónimo).
Stentor, Geoffr., Ann. Mus., xix., p. 107 (1812) (sinónimo).

Los caracteres del género Mycetes (= Alouatta), que es el único de la subfamilia, son los mismos que los dados arriba.

El género contiene seis especies bien reconocidas. Según el Sr. Wallace, las especies roja y negra del Amazonas tienen hembras del mismo color que los machos. Humboldt también observa, hablando de los miles de Arguatoes (M. seniculus = Alouatta seniculus) que vio en las provincias de Cumaná, Caracas y Guayana, que nunca observó cambio en el pelaje rojizo del dorso y hombros. Muchas especies, sin embargo, muestran dimorfismo de coloración.

Los Aulladores son semi-nocturnos en sus hábitos, emitiendo sus gritos tarde en la tarde y antes del amanecer, y también cuando se aproxima la lluvia.

Cuando un Mycetes es disparado, permanece colgando del árbol aunque esté muerto, hasta que sus músculos se relajan.

Las especies del género se distribuyen por Centroamérica, Colombia, la región amazónica, hasta el sur de Brasil, Bolivia y Paraguay.


I. EL AULLADOR ROJO — ALOUATTA SENICULUS

(Simia seniculus, Stentor ursina, Mycetes seniculus, etc. → Alouatta seniculus, nombre válido actual)

Caracteres.—Cabeza, cuello, extremidades y cola castaño oscuro; dorso y flancos dorado-amarillos; barba del macho adulta larga, amarilla en la raíz y castaña por fuera; cara desnuda y negra; pecho desnudo; abdomen con pelos largos y castaños.

Pelo suave. Cola variable en color; a veces del color del dorso y otras dorado brillante. Mamas a veces axilares. Cuerpo 19½ pulgadas; cola 20.

Jóvenes.—Del mismo color, algo más oscuros; pelo duro.

Distribución.—Brasil; Nueva Granada (Colombia); Venezuela; río Copataza (Ecuador); este del Perú, ríos Ucayali y Huallaga.

Hábitos.—Viajan en grandes tropas. Humboldt describe procesiones de 30–40 individuos moviéndose lentamente, con hembras cargando crías. Rechaza el mito de que formen cadenas para cruzar ríos. Declara que las caídas de crías son accidentales. Wallace indica que el fuerte grito suele provenir de un solo macho. La carne es apreciada como alimento.


II. EL AULLADOR NEGRO — ALOUATTA NIGRA

(Stentor caraya, Mycetes barbatus, Mycetes niger, etc. → Alouatta caraya, nombre válido actual)

Macho.—Pelo largo y completamente negro; cresta frontal marcada. Longitud 20 pulgadas; cola 17.

Hembra y jóvenes.—Pajizos, oscureciéndose con la madurez; el macho adulto se vuelve negro.

Ejemplares intermedios coinciden con descripciones antiguas de Humboldt.

Distribución.—Sur de Brasil, Paraguay, Bolivia; registros aislados en el Madeira.

Hábitos.—Huraños; en cautiverio se ocultan; los indígenas no logran domesticarlos; rara vez sobreviven largo tiempo.


III. EL AULLADOR DE MANOS AMARILLAS — ALOUATTA BEELZEBUL

(Actual: Alouatta belzebul)

Negro, con tintes amarillos en partes inferiores; raíces del pelo pardas; manos y pies variables (amarillo-rojizos, pardos, grises o negros). Marcas amarillas en cola, orejas y rodillas. Cuerpo 17½ pulgadas; cola 18½.

Distribución.—Bajo Amazonas, cerca de Pará.

Hábitos.—Como las demás especies.


IV. EL AULLADOR PARDO — ALOUATTA URSINA

(Stentor ursina, Mycetes fuscus, Mycetes bicolor, etc. → Complejo Alouatta guariba/discolor)

Color amarillo-rojizo brillante o pardo amarillento; pelos rígidos, negros con puntas amarillas; hombros anillados. Semiadultos casi negros. Cola más corta que el cuerpo, negro-oliva con franjas amarillas.

Jóvenes.—Negros, con puntas amarillas; base de cola rojiza.

Distribución.—Río Negro y Alta Amazonía.


V. EL AULLADOR GUATEMALTECO — ALOUATTA VILLOSA

(Mycetes villosus = Alouatta pigra, nombre válido actual)

Se distingue de A. caraya por pelaje más largo y suave, con tonos rojizos en la base; pelos frontales a veces dirigidos hacia abajo; mejillas pardas.

Macho.—Negro entero.
Hembra y jóvenes.—También negros, no pajizos como en A. caraya.

Distribución.—Guatemala oriental y nororiental; bosques de Izabal, Polochic, Verapaz y Petén; de 700 a 3.000 pies; muy abundante.

Incluye larga descripción de Salvin sobre su abundancia, su uso como alimento por indígenas, su presencia incluso a 6.000 pies, y la obtención de especímenes para el Museo Británico.

Hábitos.—Grupos de 5–6; se desplazan lentamente en ramas altas; aullido audible a 2 millas, y hasta una legua sobre el lago de Izabal.

Incluye relato histórico de Dampier sobre comportamientos agresivos aparentes, uso de la cola, carga múltiple de crías y dificultad de domesticación.


VI. EL AULLADOR ENCAPOTADO — ALOUATTA PALLIATA

(Nombre aceptado actual: Alouatta palliata)

Cara desnuda; pelo frontal corto y vuelto hacia atrás formando cresta; dorso pardo-negruzco con flancos pardo-amarillos extendidos en forma de manto; extremidades y cola negras. Longitud 19½ pulgadas; cola 20¾.

Gran variación individual en intensidad del color, tanto en Costa Rica, Nicaragua como en Panamá. La variación no depende de la localidad.

Distribución.—Lago de Nicaragua; Costa Rica; Panamá; islote Hicaron en Quibo. Al sur del istmo es reemplazado por A. seniculus.

Hábitos.—Prefiere las ramas altas; no daña plantaciones; temperamento apacible y melancólico; algo más adaptable al cautiverio que otras especies; un macho domesticado aullaba antes de la lluvia y diariamente a las 5 a.m.

LOS AULLADORES (Subfamilia Alouattinae)

Síntesis moderna basada en evidencia científica actual (2025)

Los monos aulladores (género Alouatta) constituyen uno de los linajes más ampliamente distribuidos y exitosos entre los primates neotropicales. Se encuentran desde el sureste de México hasta el norte de Argentina, ocupando selvas húmedas, bosques secos, bosques de galería y mosaicos antropizados con distintos grados de conservación.

Se reconocen entre 13 y 15 taxones según el enfoque taxonómico, aunque la tendencia actual es a validar las siguientes especies principales:

Especies actualmente reconocidas (2025)

Región Especie válida Comentarios taxonómicos
Mesoamérica Alouatta palliata Varias subespecies; presente en Costa Rica y Panamá.
Guatemala–Belice Alouatta pigra Especie grande, negra; previamente llamada A. villosa.
Colombia–Venezuela–Brasil amazónico Alouatta seniculus (complejo) Múltiples linajes; diversidad aún en revisión.
Sur de Brasil–Paraguay–Bolivia Alouatta caraya Dimorfismo sexual marcado (machos negros, hembras doradas).
Amazonia oriental (Pará–Maranhão) Alouatta belzebul Pelaje negro con extremidades rojizas variables.
Bosques atlánticos del sureste de Brasil Alouatta guariba / A. discolor La separación entre ambas depende del enfoque molecular.

Rasgos anatómicos clave

1. Aparato hioideo altamente especializado

El rasgo más distintivo del género es el hueso hioides hipertrofiado, especialmente en los machos. Esta estructura se desarrolla como una cavidad resonante capaz de amplificar el llamado territorial a distancias que pueden superar los 3 km bajo condiciones adecuadas.

Este rasgo se considera una innovación evolutiva única entre los primates, relacionada con:

  • la defensa acústica del territorio,

  • la minimización del contacto físico entre tropas,

  • la vida en bosques densos donde la visibilidad es limitada.

2. Dentición y dieta folívora

Comparados con otros primates del Nuevo Mundo, los aulladores poseen:

  • molares relativamente grandes,

  • crestas bien desarrolladas para triturar hojas,

  • incisivos pequeños.

Son folívoros generalistas, consumiendo hojas jóvenes, flores, brotes y frutos estacionales. Esta dieta permite una vida de bajo gasto energético.

3. Cola prensil táctil

Todos los miembros del género presentan una cola prensil desnuda en la punta, con una almohadilla dérmica rica en mecanorreceptores. Funciona como un quinto miembro, especialmente útil para individuos juveniles y hembras con crías.

4. Neuroanatomía

Las descripciones del siglo XIX hablaban de un “cerebro simple” o “baja inteligencia”. La primatología moderna rechaza este lenguaje. Hoy se entiende que:

  • el cerebro de Alouatta está adaptado a un estilo de vida folívoro,

  • la socioecología del grupo no requiere la complejidad observada en Cebus o Ateles,

  • la cognición se orienta a memoria espacial, selección dietaria y comunicación acústica, no a manipulación avanzada.


Comportamiento y ecología

Estructura social

Los grupos suelen estar compuestos por 5–15 individuos, con un sistema flexible que puede incluir varios machos y varias hembras. La cohesión de grupo es relativamente alta.

Territorialidad acústica

Los aulladores son conocidos por sus vocalizaciones profundas, que cumplen funciones de:

  • evitar encuentros costosos entre tropas,

  • anunciar la ocupación de un espacio,

  • sincronizar actividades del grupo.

El llamado se realiza al amanecer, atardecer o antes de lluvias intensas.

Actividad diaria

Son primates de bajo gasto energético:

  • descansan gran parte del día,

  • se desplazan poco comparados con Ateles o Cebus,

  • emplean estrategias de termorregulación conductual (sun basking, selección de ramas altas).

Reproducción

Las crías dependen estrechamente de la madre, que suele cargar una sola cría por ciclo reproductivo. En especies como A. pigra es común el infanticidio en reestructuraciones sociales.


Distribución moderna por especie

1. Alouatta seniculus — Aullador rojo amazónico

Amplia distribución en la cuenca amazónica. Exhibe la mayor variación cromática del género. Estudios recientes sugieren que es un complejo de especies en proceso de revisión taxonómica.


2. Alouatta caraya — Aullador negro o carayá

Propio del Cono Sur tropical. Marcado dimorfismo sexual:

  • machos: negros;

  • hembras: amarillas o pajizas.

Se adapta a ambientes más abiertos.


3. Alouatta belzebul — Aullador del este amazónico

Coloración negra con manos y pies rojizos. Distribución fragmentada debido a la pérdida de bosque en la Amazonia oriental.


4. Alouatta guariba y A. discolor — Aulladores del Bosque Atlántico

Las poblaciones del sureste brasileño presentan variación geográfica compleja. La conservación es crítica debido a la deforestación extrema del bioma.


5. Alouatta pigra — Aullador de Guatemala y Belice

Especie grande, de pelaje negro uniforme.

Distribución moderna:

  • Belice

  • norte de Guatemala

  • oeste de Honduras

  • sur de México (Tabasco, Campeche, Quintana Roo)

Está clasificado como En Peligro (EN).


6. Alouatta palliata — Aullador de manto

Distribuido desde el sureste de México hasta el oeste de Colombia. En Panamá es la especie más ampliamente distribuida del género.

Subespecies reconocidas (según enfoque 2025):

  • A. p. palliata (Panamá occidental, Costa Rica, Nicaragua)

  • A. p. aequatorialis (Panamá oriental – Darién, Colombia, Ecuador)

Especie altamente adaptable. Su llamada es una de las más profundas y características del Neotrópico.


Notas sobre conservación (actualizado a 2025)

  • La fragmentación del hábitat, la cacería local y las enfermedades zoonóticas (como el brote de VSRp en A. seniculus) representan amenazas crecientes.

  • Las poblaciones de Alouatta suelen ser más resistentes a la fragmentación que otros primates neotropicales, debido a su dieta folívora, pero pueden colapsar en fragmentos muy pequeños.

  • La pérdida de conectividad es especialmente grave para A. palliata en Panamá y Costa Rica.

  • El cambio climático afecta la fenología de las plantas clave en la dieta.

Recomendaciones de manejo moderno:

  • protección de corredores ribereños,

  • restauración forestal multifuncional,

  • monitoreo acústico para estimación poblacional,

  • estudios genómicos para resolver complejos de especies.

TABLA DE COMPARACIÓN TAXONÓMICA (1894 vs. 2025)

Género Alouatta — evolución histórica de la nomenclatura

Nombre según Forbes (1894) Sinónimos citados en 1894 Especie válida (2025) Región principal (2025) Comentarios modernos
Mycetes (género) Stentor, Mycetes, Alouatta Alouatta (único género de Alouattinae) Neotrópico Forbes aún usaba Mycetes; hoy está completamente en desuso.
Alouatta seniculus (Red Howler) Simia seniculus, Stentor ursina, Mycetes seniculus, M. stramineus, M. chrysurus, M. auratus, M. laniger, etc. Alouatta seniculus (complejo) Amazonia, Orinoquía, Andes secos Es un complejo de especies aún en revisión molecular. Variación amplia de color.
Alouatta nigra (Black Howler) Stentor caraya, Mycetes niger, M. barbatus, M. caraya Alouatta caraya Sur de Brasil, Paraguay, Bolivia, norte de Argentina Nombre moderno universal: A. caraya. Dimorfismo sexual marcado.
Alouatta beelzebul (Yellow-handed Howler) Simia beelzebul, Mycetes rufimanus, M. discolor, Colobus chrysurus (dudoso) Alouatta belzebul Amazonia oriental (Pará–Maranhão) Persisten variantes regionales discutidas; especie vulnerable.
Alouatta ursina (Brown Howler) Stentor ursina, S. flavicauda, M. fuscus, M. bicolor, M. ursinus Alouatta guariba / Alouatta discolor Bosque Atlántico del sureste de Brasil La taxonomía moderna separa A. guariba vs. A. discolor. La forma “ursina” no es válida.
Alouatta villosa (Guatemalan Howler) Mycetes villosus Alouatta pigra Belice, Guatemala, Tabasco–Campeche–QR (México) Especie grande, negra. Catalogada como En Peligro (EN).
Alouatta palliata (Mantled Howler) Mycetes palliatus Alouatta palliata México–Panamá–Colombia–Ecuador Varias subespecies: A. p. palliata, A. p. aequatorialis, A. p. mexicana. En Panamá: A. p. palliata (occidente) y A. p. aequatorialis (Darién).

Resumen interpretativo

1. Cambios principales desde 1894

  • El género Mycetes quedó totalmente reemplazado por Alouatta.

  • Se aclaró la verdadera identidad de A. villosa → hoy A. pigra.

  • Se corrigió la identificación del “aullador pardo” → hoy parte del complejo A. guariba/discolor.

  • A. nigra no es un nombre válido → corresponde al moderno A. caraya.

  • A. belzebul mantiene su nombre moderno, con mínima variación.

2. Cambios en límites geográficos

Forbes trabajaba con mapas y relatos de viajeros; hoy sabemos que:

  • A. palliata no llega al sur de Colombia.

  • A. pigra nunca habitó Honduras occidental más allá de zonas adyacentes a Guatemala.

  • A. seniculus tiene estructura poblacional compleja por amazonización y refugios pleistocénicos.

3. Cambios conceptuales

  • Se abandonaron ideas como “baja inteligencia” o “disposición hosca” —hoy reconocidas como sesgos coloniales del siglo XIX.

  • Se comprendió la evolución del hioides resonante como innovación adaptativa.

  • Se actualizaron criterios de especie con genética mitocondrial y genómica (Cortez-Ortiz, Ruiz-García, Byrne, etc.).

    REFERENCIA

    Forbes, Henry O. 1894. A Hand-Book to the Primates. Allen’s Naturalist’s Library. Edited by R. Bowdler Sharpe. Vol. I. London: W. H. Allen & Co., Limited, 13 Waterloo Place, S.W.

Primates de Panamá: Taxonomía, Distribución y Estado de Conservación

Primates de Panamá: Taxonomía, Distribución y Estado de Conservación (Actualización 2025)

Ariel R. Rodríguez-Vargas
Departamento de Zoología, Universidad de Panamá & Proyecto Primates Panamá


Introducción

Panamá contiene una de las comunidades de primates más diversas y biogeográficamente significativas de Mesoamérica. Para 2025, se reconocen ocho especies nativas, distribuidas en cinco géneros y cuatro familias, todas pertenecientes al parvorden Platyrrhini (Primates del Nuevo Mundo). Esta riqueza refleja la posición del istmo como puente biogeográfico y zona de contacto histórica entre linajes neotropicales.

Durante las últimas décadas, importantes avances en taxonomía molecular, análisis morfológicos revisados, biogeografía histórica y estudios genómicos han generado cambios sustanciales en la clasificación de los primates mesoamericanos. Entre estos destacan:

  • La validación del género Oedipomidas para el tití panameño.

  • La división de Cebus capucinus en múltiples especies, incluyendo Cebus imitator y Cebus capucinus, separadas en Panamá por la Cuenca del Canal.

  • La revisión crítica del “complejo Alouatta palliata–coibensis”, donde los análisis moleculares no respaldan la separación de Coiba y Azuero como especies plenas.

  • Nuevas interpretaciones del rango de Aotus zonalis y del estado crítico de poblaciones aisladas.

  • La consolidación de Saimiri oerstedii como especie válida y de distribución extremadamente restringida en el extremo suroeste del país.

El presente capítulo ofrece una síntesis actualizada sobre la nomenclatura, distribución, localidades tipo, estatus de conservación y controversias taxonómicas de cada especie registrada en Panamá para el año 2025.


Orden Primates Linnaeus, 1758


Familia Callitrichidae

Oedipomidas geoffroyi (Pucheran, 1845)

Nombres comunes: mono tití, bichichí, Geoffroy’s tamarin

Localidad tipo: Panamá, antigua Zona del Canal

Distribución en Panamá (2025)

Especie restringida al centro y este del país, presente en:

  • Panamá Oeste

  • Panamá (metropolitana y este)

  • Colón

  • Darién

  • Coclé (extremo oriental)

Ausente del occidente del país.
Históricas referencias de presencia en Chiriquí o incluso Costa Rica (Carpenter 1935) se consideran no válidas, basadas en individuos transportados o errores de observación.

Rango altitudinal: 0–900 m

Estado de conservación (IUCN 2024–2025):

VU – Vulnerable (declinación por pérdida de bosque y fragmentación).

Notas taxonómicas (2025)

  • El género Oedipomidas ha sido reinstaurado como válido.

  • No se reconocen subespecies.

  • Análisis genéticos confirman afinidad con otros géneros de callitriquinos occidentales, pero apoyan su singularidad.


Familia Aotidae

Aotus zonalis (I. Geoffroy, 1843)

Nombres comunes: mono nocturno, jujuná, owl monkey

Localidad tipo: Quindío, Colombia

Distribución en Panamá (2025)

Confirmado en:

  • Vertiente Caribe desde el río Sixaola hasta la provincia de Colón.

  • Cuenca del Canal (ambas márgenes).

  • Comarca Ngäbe-Buglé (laderas bajas del Caribe).

  • Provincia de Panamá y Darién.

  • Isla Colón y Bastimentos (archipiélago de Bocas del Toro).

Altitud: 0–650 m

Subespecies (aceptadas tentativamente):

  • A. z. zonalis — amplia distribución en el Caribe panameño

  • A. z. bipunctatus — Península de Azuero (probablemente extinta en estado silvestre)

Estado de conservación (IUCN 2024):

  • NT – Casi Amenazado

  • bipunctatus: CR – Críticamente Amenazado

Notas taxonómicas:

  • Aotus zonalis podría representar un complejo de especies, pero aún sin evidencia concluyente.

  • La población de Azuero es una de las más críticas de Mesoamérica.


Familia Atelidae

Subfamilia Alouattinae

Alouatta palliata (Gray, 1849)

Nombres comunes: mono aullador, mono negro, concón

Localidad tipo: Lago de Nicaragua

Distribución en Panamá (2025)

La especie está ampliamente distribuida:

  • Caribe: Bocas del Toro, Ngäbe-Buglé, Colón

  • Pacífico: Chiriquí, Veraguas, Coclé, Panamá Oeste, Panamá, Darién

  • Presente desde manglares hasta bosques montanos (>2,000 m en el Volcán Barú)


Subespecies (criterio IUCN – ASM – ITIS, 2025)

1. Alouatta palliata palliata

Forma continental generalizada.

2. Alouatta palliata coibensis

Localidad tipo: Isla de Coiba
Población insular diferenciada morfológicamente, pero sin linaje genético propio.

3. Alouatta palliata trabeata

Localidad tipo: Península de Azuero
Una de las poblaciones de primates más amenazadas de la región.


Nota taxonómica crítica (2025)

No existe evidencia molecular concluyente que separe a Coiba y Azuero como especies distintas de Alouatta palliata.

Estudios de ADN mitocondrial y nuclear (Cortés-Ortiz et al. 2003; análisis posteriores 2010–2022) muestran que:

  • Coiba, Azuero y las poblaciones continentales no forman clados separados.

  • La divergencia genética es baja, dentro del rango esperado para subespecies.

  • Las diferencias diagnósticas son principalmente morfológicas y biogeográficas, no genéticas.

Por ello:

✔ IUCN, ASM y ITIS los clasifican como subespecies de A. palliata.

✔ Sin embargo, biogeográficamente constituyen unidades evolutivas significativas (ESUs) esenciales para conservación.


Estado de conservación (IUCN 2024):

  • A. palliata (especie): LC – Preocupación menor

  • A. p. coibensis: EN – En Peligro

  • A. p. trabeata: CR – Críticamente Amenazado


Subfamilia Atelinae

Ateles geoffroyi Kuhl, 1820

Nombres comunes: mono araña colorado

Localidad tipo: San Juan del Norte, Nicaragua

Distribución en Panamá (2025)

Históricamente amplio, hoy muy fragmentado:

  • Darién (núcleo más estable)

  • Chagres alto y Cerro Azul (remanentes)

  • Portobelo–Cerro Bruja (poblaciones relictas)

  • Extremo occidental cercano a Costa Rica (muy escasos)

Estado (IUCN 2024):

EN – En Peligro, con subpoblaciones panameñas en estado crítico.

Notas taxonómicas:

  • Las subespecies azuerensis, grisescens y panamensis son morfológicamente distintas.

  • Existe debate sobre elevar algunas a categoría de especie, pero no hay consenso molecular.


Ateles fusciceps Gray, 1866

Nombres comunes: mono araña negro

Distribución en Panamá (2025)

Muy restringida:

  • Darién

  • Sectores al este del Canal (bosques húmedos relictos)

Estado (IUCN 2024):

CR – Críticamente Amenazado

Notas taxonómicas:

Algunos autores proponen fusionarlo con Ateles hybridus, pero la posición sigue en discusión.


Familia Cebidae

Cebus imitator Thomas, 1903

Nombres comunes: mono cariblanco del Pacífico, white-faced capuchin

Distribución en Panamá (2025)

Oeste del país, hasta la Cuenca del Canal, incluyendo:

  • Chiriquí

  • Veraguas

  • Coclé occidental

  • Pacífico hasta el Canal

  • Isla de Coiba (confirmado)

Este es el capuchino típico del paisaje ganadero y bosques secundarios del Pacífico occidental.


Cebus capucinus (Linnaeus, 1758)

Mono cariblanco del Caribe y Darién

Distribución en Panamá (2025)

Desde el este del Canal hacia Darién, con conexión a Colombia:

  • Chagres oriental

  • Panamá Este

  • Darién

  • Caribe oriental

Nota clave (2025): “El Canal divide especies”

Análisis genéticos (Boubli, Lynch Alfaro, Cortés-Ortiz) confirman una separación clara del clado occidental (C. imitator) respecto al clado transístmico (C. capucinus).


Familia Cebidae — Subfamilia Saimirinae

Saimiri oerstedii (Reinhardt, 1872)

Nombres comunes: mono ardilla, pitecillo amarillo

Localidad tipo: David, Chiriquí

Distribución en Panamá (2025)

Extremadamente restringida al Pacífico suroeste de Chiriquí, incluyendo:

  • Punta Burica

  • Punta Piedra

  • Las quebradas y remanentes boscosos periurbanos al oeste de David

  • Laderas cercanas al río Chico

Altitud: 0–1,200 m (ocasionalmente hasta 1,400 m)

Estado (IUCN 2024):

EN – En Peligro

Notas taxonómicas:

  • Nivel específico plenamente aceptado.

  • Es la población más oriental de la especie y genéticamente diferenciada.

  • Representa uno de los primates más vulnerables de Mesoamérica.


Conclusiones generales

La primatofauna de Panamá refleja patrones de gran relevancia evolutiva:

  1. Efectos de la historia geológica del istmo (aislamientos en Coiba, Azuero, Burica).

  2. Fracturas biogeográficas recientes, como la división Cebus imitator / Cebus capucinus ligada al Canal.

  3. Persistencia de linajes relictos (Ateles geoffroyi y A. fusciceps) en bosques de madurez avanzada.

  4. Rangos restringidos y alto riesgo (Saimiri oerstedii, A. p. trabeata, A. p. coibensis).

  5. Continuas necesidades de revisión molecular, especialmente en Ateles, Aotus y el propio complejo Alouatta palliata.

Panamá es, en suma, un laboratorio natural de evolución, dispersión, aislamiento y resiliencia de primates neotropicales, cuya conservación exige una aproximación científica actualizada, integrada y apoyada en criterios genéticos y biogeográficos modernos.

Un historia de Saimiri el mono ardilla o mono tití centroamericano

El mono tití centroamericano = mono tití chiricano con una historia natural especial

El mono ardilla centroamericano (Saimiri oerstedii, Reinhardt 1872) es uno de los primates más singulares y menos conocidos de Mesoamérica. Este pequeño y ágil habitante del dosel es, además, una especie endémica de Costa Rica y Panamá, lo que significa que su presencia está limitada exclusivamente a esta región del Pacífico mesoamericano. A pesar de su importancia biológica y de su distribución tan restringida, durante mucho tiempo no fue incluido en varias listas de referencia de primates neotropicales, una omisión que subraya lo mucho que aún queda por documentar en la biodiversidad de la región.

La especie está compuesta por dos subespecies, cada una con características e historias de distribución particulares. La primera, Saimiri oerstedii oerstedii, se extiende desde la ribera norte del Río Grande de Térraba, en Costa Rica, hasta el Río Chiriquí “Nuevo”, ya en territorio panameño. Es la única subespecie que cruza fronteras y la única presente en Panamá. La segunda, Saimiri oerstedii citrinellus, posee un rango mucho más restringido, localizado exclusivamente en la costa del Pacífico central de Costa Rica, donde las poblaciones subsisten en un paisaje cada vez más fragmentado y sometido a presiones antrópicas.

En cuanto a su hábitat, el mono ardilla centroamericano demuestra una notable capacidad de adaptación. Aunque históricamente ha sido asociado con los bosques tropicales húmedos, también se le observa con frecuencia en bosques secundarios, manglares e incluso en áreas intervenidas con cultivos y plantaciones como palma aceitera o teca. Esta flexibilidad le ha permitido persistir en zonas donde el bosque primario ha sido severamente reducido, aunque su presencia en paisajes dominados por actividades humanas no lo inmuniza frente a las amenazas que lo rodean. La expansión agrícola, el desarrollo urbano y la degradación del bosque siguen siendo factores que afectan directamente la estabilidad y conectividad de sus poblaciones.

Su dieta es igual de variada y revela el papel ecológico que desempeña. Se trata de un primate omnívoro que consume insectos, huevos de aves, néctar, frutas y hojas jóvenes. Su repertorio alimenticio incluye más de 180 especies de plantas, lo que no solo evidencia su adaptabilidad, sino también su importancia en la dinámica del bosque, actuando como dispersor de semillas y contribuyendo al mantenimiento de la vegetación local. Su búsqueda constante de alimento, moviéndose con agilidad entre ramas finas, es una de las imágenes más características de estos monos en su entorno natural.

El comportamiento social de Saimiri oerstedii es igualmente fascinante. A diferencia de otros primates neotropicales que suelen vivir en grupos más pequeños, los monos ardilla forman agrupaciones que pueden llegar a reunir hasta 70 individuos. Estos grandes grupos se desplazan juntos por el bosque en busca de alimento, manteniendo una estructura social compleja y dinámica. Durante décadas se describió un patrón de dispersión en el que los machos permanecían en su grupo natal y las hembras eran las que emigraban al llegar a la madurez. Sin embargo, estudios genéticos recientes han cuestionado esta interpretación al sugerir que la dispersión podría no estar tan marcada por el sexo, abriendo así nuevas preguntas sobre la organización social de esta especie.

En términos reproductivos, los monos ardilla alcanzan la madurez sexual relativamente temprano. Las hembras están listas para reproducirse alrededor de los dos años y medio, mientras que los machos lo hacen ligeramente después, entre los 2.5 y 3.5 años. La reproducción está estrechamente vinculada a la estación lluviosa, cuando la disponibilidad de alimento es mayor. Durante este periodo, los machos experimentan un notable cambio físico: aumentan de peso y presentan una mayor actividad testicular, un dimorfismo estacional que forma parte de la preparación para el periodo reproductivo.

El mono ardilla centroamericano representa, en muchos sentidos, un símbolo de los bosques del Pacífico de Costa Rica y Panamá. Su presencia depende del mantenimiento de corredores biológicos y del manejo responsable de los paisajes que lo albergan. A medida que avanza la transformación del territorio, la especie se convierte en un recordatorio de la necesidad urgente de proteger los fragmentos de bosque que aún persisten y de promover prácticas que favorezcan la conectividad ecológica.

En Proyecto Primates Panamá, reconocemos el valor de este pequeño primate y apoyamos activamente la investigación y divulgación que permitan comprender mejor su ecología, sus necesidades y los desafíos que enfrenta. Cuanto más sepamos sobre él, mejor podremos protegerlo, junto a los ecosistemas que comparte con tantas otras especies.

 

Lianas y Primates

Lianas y primates una alianza esencial en los bosques tropicales
Ariel Rodríguez Vargas
Director de Proyecto Primates Panamá

En los bosques tropicales, donde la vida se entrelaza en múltiples niveles, existe una relación de mutualismo silencioso entre los primates y las lianas que trasciende lo puramente alimenticio. Lejos de ser simples enredaderas, estos elementos estructurales del bosque representan un sustrato ecológico multifuncional que influye en la supervivencia, comportamiento y evolución de monos, lémures y gibones en los trópicos del mundo.

La investigación científica internacional de científicos de México, Tailandia y Reino Unido, publicada en Ecología de las Lianas, desarrollada por Víctor Arroyo-Rodríguez, Norberto Asensio, Jacob C. Dunn, Jurgi Cristóbal-Azkarate y  Arturo Gonzalez-Zamora, documenta sistemáticamente cómo estas plantas constituyen un eje central en la ecología primate. Su trabajo revela que las lianas no son meras proveedoras de alimento, sino arquitectas del paisaje aéreo que los primates habitan.

Sistemas alimentarios complejos en el dosel

Mona aulladora. Es una especie folívora, ya que come hojas de especies arbóreas y lianas.

El estudio identifica 150 especies de lianas consumidas por primates, pertenecientes a 47 familias botánicas, con las leguminosas, vitáceas y bignoniáceas como las más frecuentemente utilizadas. Lo notable no es solo la diversidad, sino la especialización temporal que muestran estos recursos. Las lianas presentan fenologías reproductivas asincrónicas respecto a los árboles, fructificando frecuentemente durante épocas de escasez, lo que las convierte en componentes críticos de la seguridad alimentaria primate.

Las lianas: una despensa natural para los primates

La revisión científica muestra que al menos 16 especies de primates alrededor del mundo consumen lianas. Los grupos de lianas más usadas son Leguminosae, Vitaceae, Bignoniaceae y Apocynaceae, todas muy comunes en bosques tropicales húmedos y también en bosques fragmentados.

¿Qué comen exactamente los primates de las lianas?

Según los datos del estudio de Arroyo-Rodríguez y colaboradores, los primates consumen: frutos (75% de las lianas registradas), hojas (37%), flores, néctar, tallos, corteza y brotes (22%). Esto significa que las lianas no aportan un solo tipo de alimento, sino una diversidad de recursos que ayudan a complementar dietas frugívoras o folívoras.

El concepto de «alimento de respaldo» adquiere dimensiones ecológicas cruciales aquí. Investigaciones en México, Borneo y Tanzania demuestran que cuando los frutos arbóreos escasean, los primates incrementan significativamente su consumo de lianas, desde los lémures ratón en Madagascar hasta los chimpancés en África. Esta plasticidad dietaria, sustentada en la disponibilidad confiable de lianas, puede determinar la capacidad de carga de los hábitats forestales.

Ingeniería de movilidad en el dosel

Más allá de la nutrición, las lianas constituyen una red de infraestructura natural que redefine la economía de movimiento de los primates. Estudios de biomecánica forestal revelan que los orangutanes utilizan las propiedades elásticas de las lianas para catapultarse entre árboles, reduciendo hasta en un 80% el costo energético del movimiento entre copas. Para especies con estrategias suspensivas como los gibones o monos araña, las lianas ofrecen rutas preferenciales que minimizan el descenso al suelo y la exposición a depredadores.

La anatomía misma de algunos primates parece reflejar una coevolución con este sustrato. Investigaciones morfofuncionales sugieren que las especializaciones en las extremidades de los calitrícidos, como las uñas en forma de garra, representan adaptaciones para moverse eficientemente en bosques dominados por lianas donde los soportes son delgados e irregulares.

Arquitectura del comportamiento y toma de decisiones

La influencia de las lianas se extiende a dimensiones comportamentales sofisticadas. Estudios en México documentan que el consumo de lianas implica decisiones espaciales complejas, forzando a los monos aulladores a visitar más parches alimenticios debido al tamaño reducido de las unidades de alimento, incrementando su esfuerzo de forrajeo hasta en un 40% comparado con la alimentación arbórea.

La selección de dormideros revela dilemas ecológicos profundos. Mientras los tamarinos eligen enredaderas para descansar protegidos, los gibones de pileata prefieren árboles sin lianas para evitar el acceso de depredadores. Esta dicotomía expresa el balance entre refugio y riesgo que las lianas introducen en la ecología del miedo de los primates.

Implicaciones evolutivas y de conservación

La proliferación global de lianas en bosques tropicales, impulsada por el cambio climático y la fragmentación, representa un experimento natural a gran escala cuyas consecuencias apenas comenzamos a entender. Por un lado, las lianas pueden facilitar la persistencia de primates en paisajes antropizados, proporcionando conectividad estructural y recursos alimenticios cuando los árboles desaparecen. Proyectos de restauración ecológica en Brasil y México ya incorporan lianas nativas para acelerar la recuperación de hábitats para primates.

Sin embargo, la ecología de las lianas encierra paradojas conservacionistas. Su mismo éxito como competidoras puede suprimir la regeneración arbórea a largo plazo, potencialmente comprometiendo la disponibilidad futura de recursos leñosos para los primates. Estudios a largo plazo en Panamá muestran que las lianas pueden reducir el crecimiento arbóreo hasta en un 50%, creando un dilema ecológico donde el beneficio inmediato para los primates puede contraponerse a la salud del ecosistema forestal.

La investigación futura deberá integrar perspectivas paleoecológicas para entender si la actual proliferación de lianas representa un fenómeno novedoso o el retorno a condiciones del pasado donde los primates evolucionaron en bosques más densos en lianas. Mientras tanto, conservacionistas y manejadores deben reconocer que las lianas son componentes ecológicos esenciales, no malezas forestales, cuyo manejo apropiado requiere entender estas complejas relaciones ecológicas.

Reevaluando un recurso subestimado

Las lianas emergen como socias ecológicas multifacéticas en la vida de los primates, moldeando desde sus estrategias alimentarias hasta sus patrones de movimiento, sus decisiones espaciales y potencialmente incluso su trayectoria evolutiva. En un mundo de cambios acelerados, comprender estas alianzas estructurales será crucial para diseñar estrategias de conservación que reconozcan la complejidad de las interacciones que sostienen la biodiversidad tropical.

“Las lianas son más que simples “enredaderas”. Son pilares ecológicos en la vida de los primates. Alimentan, conectan, sostienen y ayudan a sobrevivir en los momentos más difíciles. Entender esta relación es clave para la conservación de los bosques tropicales y, especialmente, para proteger a las poblaciones de primates que hoy enfrentan fragmentación, pérdida de hábitat y cambio climático.”

Educación Ambiental para la conservación de la Naturaleza

Sembrando conciencia ambiental desde las comunidades de Chiriquí

Universidad de Panamá, 17 de octubre de 2025.
En el marco del XXXII Congreso Científico Nacional realizado en el campus central de la Universidad de Panamá, el equipo de Proyecto Primates Panamá (PPP) presentó la charla titulada “Sembrando conciencia ambiental: una iniciativa educativa en comunidades de Chiriquí”, destacando siete años de trabajo continuo en educación ambiental, ciencia ciudadana y participación comunitaria.

Escena de educación ambiental en el aniversario del Colegio Primer Ciclo Punta Burica.

Un compromiso con la educación ambiental

La presentación, a cargo de Patricia Pimentel, Keisy Martínez, Laura Patiño y el Dr. Ariel Rodríguez-Vargas, subrayó que la educación ambiental no es solo una actividad complementaria, sino una estrategia esencial para construir sociedades sostenibles.
El equipo explicó que este proceso educativo permite que personas de todas las edades tomen decisiones informadas y participen activamente en la protección del ambiente, inspirados en los principios establecidos desde la Conferencia de Estocolmo (1972) y la Carta de Belgrado (1975).

Siete años sembrando conciencia

Desde 2018, el Proyecto Primates Panamá ha desarrollado programas de educación ambiental formal en 14 comunidades del occidente de Chiriquí, involucrando a más de 1,000 estudiantes de escuelas, colegios y universidades.
Los temas más abordados son biodiversidad (45%), primates (30%) y bosques (25%), con metodologías participativas basadas en juegos, arte, teatro, giras, ecourbanismo, tecnología y narrativa.

Entre las experiencias más destacadas se encuentran las jornadas educativas “Voces de los Primates” (2022) y “Bosques y Primates” (2024), realizadas en centros educativos como Caña Blanca, Brisas del Mar, Monteverde y Corozo, con el apoyo de Petroterminal de Panamá, S.A. y numerosos voluntarios.

Educación ambiental para todos

Además del trabajo en aulas, el proyecto impulsa una amplia red de educación ambiental no formal, participando en ferias, festivales y exposiciones desde 2018 hasta 2025.
Entre ellas destacan el Festival del Mar, el Festival del Jaguar, la Feria del Libro de Panamá, la Feria de David y el Festival de la Tortuga Marina en Playa La Barqueta.

El alcance comunicativo también ha sido notable: más de 200 artículos en prensa y web, 50 horas de radio y más de 120 afiches educativos difundidos en redes sociales, lo que ha convertido al PPP en una de las plataformas más activas de educación ambiental comunitaria en Panamá.

Comunidad y participación

El componente comunitario del proyecto ha fortalecido la conexión entre la ciencia y la sociedad.
Las actividades incluyen cine ambiental, exposiciones fotográficas, siembra de árboles frutales, talleres de agricultura orgánica y labor social en comunidades rurales.
Una de las experiencias más recientes fue el taller de mapeo con drones en Quebrada de Tallo (Limones), que integró a jóvenes locales en el uso de tecnología para la conservación.

Una nueva generación consciente

“La educación ambiental es una herramienta poderosa para transformar las mentes y los corazones”, expresó el equipo durante la exposición. “Hemos visto un gran cambio, especialmente en los niños, quienes muestran entusiasmo y preocupación genuina por el ambiente que los rodea.”

El proyecto agradeció a Petroterminal de Panamá S.A., a los docentes y estudiantes de los centros participantes, a las comunidades del occidente de Chiriquí, a los voluntarios y a los medios de comunicación que han acompañado esta labor educativa y de conservación.


Sobre Proyecto Primates Panamá

Proyecto Primates Panamá es una iniciativa científica, educativa y comunitaria dedicada al estudio y conservación de los primates panameños y sus hábitats, con énfasis en el mono tití chiricano (Saimiri oerstedii oerstedii), el mono aullador (Alouatta palliata), el mono araña colorado (Ateles geoffroyi) y el mono carablanca (Cebus capucinus).

Monos aulladores en el altiplano de Chorcha, Chiriquí. Foto: @ProyectoPrimatesPanama

Obituario a la Dra. Jane Goodall

En homenaje a la Dra. Jane Goodall (1934–2025)

Ariel Rodríguez-Vargas /Proyecto Primates Panamá

El mundo ha perdido una luz, pero su eco resuena hoy más fuerte que nunca. Con el corazón sobrecogido y una gratitud infinita, nos unimos al duelo global para honrar la vida de una de las figuras más revolucionarias de la historia de la Antropología y la Educación Ambiental, la Dra. Jane Goodall.

Jane Goodall en Gombe, Tanzania.

Jane no fue simplemente una primatóloga; fue la visionaria que nos enseñó a ver. Antes de ella, la ciencia observaba a los animales a través de un cristal de fría distancia. Ella, en cambio, se sentó en el suelo del bosque de Gombe con una humildad radical y una paciencia infinita. Al hacerlo, derribó las barreras que nos separaban. No solo descubrió que los chimpancés fabrican herramientas; nos reveló que son individuos con personalidades, que tejen lazos de amor, sienten el dolor de la pérdida y construyen culturas complejas. En la aparente sencillez de su método, el observar con el corazón abierto, residió su genio. Con ello le devolvió la voz a quienes no la tienen y cambió para siempre los cimientos de la ciencia y la ética.

Pero su revolución no se detuvo en los bosques de Tanzania. La Dra. Goodall comprendió una verdad fundamental, y es que la conservación no puede existir en el vacío. Entendió que la protección de la vida silvestre está inseparablemente ligada a la justicia social, la educación y, sobre todo, a la esperanza. De esa convicción nació Roots & Shoots (Raíces y Brotes), un movimiento global que sembró en millones de jóvenes la certeza de que el cambio es posible. Nos legó una de sus lecciones más poderosas, esa empatía no es una simple emoción, es una herramienta tan rigurosa y necesaria como cualquier método científico, y cada individuo, sin importar cuán pequeño sea, tiene un papel decisivo en el destino del planeta.

No solo descubrió que los chimpancés fabrican herramientas; nos reveló que son individuos con personalidades, que tejen lazos de amor, sienten el dolor de la pérdida y construyen culturas complejas. En la aparente sencillez de su método, el observar con el corazón abierto, residió su genio. Con ello le devolvió la voz a quienes no la tienen y cambió para siempre los cimientos de la ciencia y la ética.

Desde Panamá con dos oceános y un corredor biológico terrestre biodiverso que une a las Américas y hogar de especies tan vulnerables como el mono araña colorado, el mono aullador de Azuero y Coiba, el mono tití chiricano, su legado resuena con una urgencia particular. En este istmo, donde la biodiversidad es nuestra mayor riqueza y nuestra más grande responsabilidad, su mensaje nos interpela directamente. Honramos su memoria reafirmando nuestro compromiso inquebrantable; esto incluye investigar con un rigor que nunca olvide la ética, conservar de la mano de las comunidades locales y educar con la misma fe inagotable que ella depositó en las futuras generaciones.

Su vida fue el faro que iluminó la oscuridad de nuestra ignorancia. Su voz, el puente que unió especies. Su ejemplo, la brújula moral para todos los que creemos que un mundo más justo y compasivo no solo es posible, sino urgente.

Que su espíritu perviva en cada científico que une la conciencia al conocimiento, en cada guardaparque que custodia su territorio con valentía, en cada niño que planta un árbol y siente la tierra en sus manos, y en cada primate que se balancea libre entre las ramas, ajeno al hecho de que su libertad es, en parte, gracias a la chispa de empatía que ella encendió en el alma humana.

Gracias, Dra. Jane. Buen viaje. Por un planeta para todos, seguiremos su ejemplo y legado al mundo. Buen viaje, ha emprendido el viaje infinito, pero su sabiduría permanecerá con nosotros.

1 de octubre de 2025.
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Publicado originalmente en La Estrella de Panamá, 2 de octubre de 2025. Ver aquí.

Un Museo Humboldt en Panamá

Alexander von Humboldt y su legado universal

Ariel Rodríguez Vargas,

Universidad de Panamá y Proyecto Primates Panamá

Hay nombres que el tiempo, en lugar de opacar, vuelve más notorios. Este 14 de septiembre recordamos a uno de ellos, Alexander von Humboldt, una de las mentes más brillantes de la historia en las ciencias naturales. Nació en Berlín en 1769 y desde niño llenaba cuadernos con dibujos de plantas, mapas de ríos y mediciones del aire. Tuvo un espíritu indomable y encontró refugio en la geología y la botánica. Quería comprender la Tierra no como una colección de objetos para museo, sino como un organismo vivo y conectado.

Panamá en la mirada de Humboldt

Su gran gira científica inicia en 1799, con el continente americano como objetivo de estudio. Durante cinco años recorrió lo que hoy son Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, México, Cuba y Estados Unidos. No estuvo en Panamá, pero estudió a fondo la posibilidad de un canal interoceánico en el istmo, recopilando datos geográficos, históricos y cartográficos. Describió al istmo como un punto clave de la geografía mundial. En uno de sus ensayos examinó rutas alternativas para unir los océanos Atlántico y Pacífico, incluyendo Panamá y Nicaragua. Su mirada anticipaba la importancia estratégica que más tarde definiría a nuestro país.

Su periplo por el Nuevo Mundo no fue un paseo de placer. Se enfrentó a volcanes activos, a ríos que parecían mares y a selvas donde la enfermedad acechaba en cada zumbido de insecto. Midió la altitud del volcán Chimborazo, creyéndolo el techo del mundo. Fue allí, en la crudeza del trópico americano, donde nació su visión más revolucionaria, la naturaleza como una red de fuerzas interdependientes.

Humboldt fue pionero en determinar conocimientos claves. Determinó cómo la vegetación cambia con la altitud, la influencia de las corrientes oceánicas en el clima y el papel de los bosques en el ciclo del agua. También advirtió, antes que nadie, sobre los efectos del impacto humano en la naturaleza. En Venezuela observó cómo la tala de árboles secaba el Lago Valencia. En México denunció la destrucción ambiental causada por una minería depredadora. En Cuba condenó la esclavitud, no solo como una abominación moral, sino como un sistema que hería por igual a las personas y a la tierra. Para él, la codicia que deforestaba un cerro era la misma que encadenaba a un ser humano. La injusticia social y la destrucción ambiental eran dos caras de la misma moneda.

Ciencia integrada para el futuro del istmo

Ser científico con una visión humanista sigue siendo una virtud deseada en las nuevas generaciones, por tanto, continúa adelantado a nuestros tiempos. Su obra monumental, Cosmos, publicada entre 1845 y 1862, buscó describir toda la naturaleza como un todo con la visión unificadora de la ciencia. No era solo una enciclopedia de datos, sino una invitación a maravillarse ante la totalidad de la naturaleza o el universo como lo llamaba él.

De vuelta en Europa, Humboldt se convirtió en una leyenda viva. Su palabra era escuchada por Goethe, el gran poeta alemán, y también por un joven Simón Bolívar, a quien inspiró con su visión de una América libre y unida. Nos legó una visión sabia donde ciencia, justicia y soberanía se entrelazan. Humboldt no solo hablaba de mapas y especies, hablaba de dignidad, y eso resuena aún hoy en quienes luchamos por proteger lo que somos y lo que tenemos. El científico nunca opacó al humanista. Criticó el colonialismo, defendió a los pueblos indígenas y abogó por la educación libre. No menos importante aclarar que fue la inspiración científica para personajes como Charles Darwin, Ernest Haeckel, entre otros.

Hoy, mientras el mundo debate sobre crisis climática, extinciones masivas y desigualdad, el legado de Humboldt adquiere una actualidad desgarradora. Su mirada integral es el antídoto contra la parálisis y la indiferencia ciudadana o científica. Ya nos advirtió que es imposible entender la ecología sin entender la economía. En Panamá, su lección tiene un eco especial. La visión de Humboldt resuena en cada manglar amenazado, en cada río contaminado y en cada comunidad que lucha por no ser desarraigada de su tierra. Nos recuerda que no basta con crear “áreas protegidas” si no hay justicia social, que de nada sirve medir la biodiversidad si no sentimos la responsabilidad de protegerla con ahínco.

Un museo para el futuro, inspirado en Humboldt

Conmemorar a Humboldt no puede ser un mero ejercicio de calendario de natalicio. Es asumir el desafío que nos dejó. Es entender que la ciencia, sin conciencia, es un barco a la deriva. Su legado nos exige mirar más allá de los instrumentos de medición, los laboratorios, los manuscritos y los informes técnicos. Nos invita a integrar saberes, a escuchar a las comunidades, a reconocer que la sabiduría ancestral también es ciencia. Humboldt aprendió de los pueblos originarios técnicas de agricultura sostenible y manejo forestal. Reconoció que la observación empírica de quienes habitan el bosque puede ser tan precisa como la lectura de un barómetro. En pocas palabras, fue un científico humilde y nunca soberbio.

También, Humboldt fue un precursor de lo que hoy llamamos gobernanza ambiental. Su enfoque anticipó la necesidad de colaboración entre científicos, autoridades y comunidades para diseñar políticas efectivas. En sus escritos, ya se vislumbraba la idea de que conservar no es aislar, sino convivir con respeto y reciprocidad, ideas claves que todavía no terminamos de aprender.

Pienso que un Museo de Historia Natural, que incluya por supuesto un nuevo jardín botánico, en un lugar icónico de Panamá con el nombre e ideales de Alexander von Humboldt sería inspirador para las nuevas generaciones latinoamericanas que deben rescatar la esencia de la ciencia, combinada con arte y filosofía, tal como lo hizo von Humboldt y lo convirtió en un precursor del pensamiento ecológico moderno. Este museo podría mostrar la evolución del pensamiento ambiental desde los dibujos originales de Humboldt hasta las tecnologías modernas de monitoreo satelital. Podría conectar ciencia y cultura, con exhibiciones que integren conocimientos científicos y tradiciones locales sobre el manejo de recursos. Podría ser también un laboratorio para jóvenes científicos, ofreciendo residencias que combinen biología, arte y filosofía, como lo hizo Humboldt en su época. Puede ser el museo vivo referente de toda la región.

Una brújula para el siglo XXI

Recordar a Humboldt no es mirar hacia atrás, es mirar hacia adelante con más claridad y visión plena. Su legado no pertenece solo a los libros, vive en cada decisión que tomamos por el planeta. Él nos enseñó que la ciencia no es solo números y fórmulas, ni experimentos, ni colecciones, también es sensibilidad, belleza, empatía y responsabilidad.

Su forma de pensar nos ayuda a entender que todo está conectado, que lo que ocurre en un bosque afecta a un río, y lo que pasa en un río puede cambiar la vida de una comunidad. En tiempos de crisis ambiental, su mensaje es más urgente que nunca. Nos invita a ver la Tierra como un ser vivo, donde cada parte importa. Cada acción cuenta y cada ciudadano es necesario para proteger la madre naturaleza.

En Panamá, esa visión es vital. Nos recuerda que proteger la naturaleza no es un lujo, es una necesidad. Que el desarrollo debe caminar junto a la justicia social y el ambiente. Que no basta con medir la naturaleza, hay que cuidarla con pasión.

Que su memoria, en su natalicio, nos inspire a ser más curiosos, más valientes y más humanos. Porque el verdadero propósito de la ciencia es elevar el espíritu y ayudar a construir un mundo más justo, más bueno, más sabio y más vivo.

Publicado originamente en La Estrella de Panamá, el 14 de septiembre de 2025.

Día Internacional de los Primates

Primates y Desarrollo Sostenible

Ariel Rodríguez-Vargas

Presidente de Proyecto Primates Panamá

Cada 1 de septiembre, celebramos el Día Internacional de los Primates, una fecha para reflexionar y recordarnos que compartimos este planeta con seres muy cercanos a nosotros en la escala de la vida. Son seres inteligentes, sociales, con emociones, familias y territorios. En Panamá, este día nos invita especialmente a reflexionar sobre el futuro ambiental que anhelamos. Siendo un país pequeño, cada cicatriz en nuestro entorno es notoria. Por ello, cuidar de nuestros vibrantes bosques, mantener limpios los ríos y proteger a los primates como símbolo de la vida y de los ecosistemas de los que formamos parte, no es un simple deseo; debe ser un imperativo para una sociedad sabia y comprometida con su patrimonio natural.

En el borde sur de la finca de mis abuelos paternos, junto al río, conocí durante mi niñez a una tropa de monos tití conocido también como monos ardilla. Me fascinaba verlos moverse con agilidad y destreza entre las copas de los árboles en busca de alimento. Uno de sus manjares favoritos eran las «guabitas de mono» que crecían en la orilla. Nunca vi a estos pequeños primates en otro lugar que no fuera esos bosques ribereños, en la finca del señor Lay García y en la de mi abuelo. Eran parte de un mundo natural, silencioso y vivo.

También recuerdo los fuertes aullidos que llegaban desde la loma de “El Zapote”. Mis padres me contaron que eran los “monos concones”, animales muy grandes. En mi imaginación infantil, los veía como gigantes. Aunque nunca los vi, su voz resonaba en lo profundo del bosque primario, lejos del camino de lodo y polvo que la gente transitaba. Le temían a las personas. Habitaban únicamente en los «volantines» de los ríos Corotú y Rabo de Puerco, que parecían ser lo último que quedaba de un mundo ya desaparecido en otros lugares. La tala masiva y la potrerización de esa época no solo afectaban a los monos, sino que arrasaban con todo a su paso.

Con el tiempo, comprendí que su futuro dependía de una decisión humana muy sencilla: dejarles un espacio para vivir. Vi cómo esos bosques se convertían en arrozales, luego en maizales y huertas, y finalmente en pastizales para la ganadería extensiva. Los arroyos se volvieron hilos de agua lodosa y los potreros reemplazaron el verdor de los árboles. Los pocos monos se quedaron en silencio. Ya no había cantos ni movimiento entre las ramas. Solo silencio. Muchos años después, volvieron a aparecer; se habían escondido. La gente de ahora no los caza como antes, ¡pero persiste la destrucción de los bosques que a veces con tanto esfuerzo logran recuperarse!

Hoy, al escribir estas líneas, no busco solo recordar. Quiero invitar a la humanidad a reconectar con la naturaleza, a entender que la vida silvestre no es un obstáculo para el progreso, sino su fundamento. Los primates no son animales anónimos; son seres con nombre, familia e historia. En un libro que está casi listo para ser maquetado, presentamos a decenas de ellos, como Urakbá, Diana, Angelina, Virginia, Andreas, Lautaro, Iris, Lineo, Simón, Margarita, Adonis y Araceli, entre muchos más. Cada uno tiene un hogar, una comunidad y peligros que enfrentar. Son sujetos de vida, no objetos. Es una historia única que debe ser contada para que aprendamos a conocerlos y respetarlos, porque nadie defiende lo que no conoce, y nadie ama lo que no siente cercano.

Este cuidado no es solo un acto de bondad, sino una decisión inteligente. El mayor activo de Panamá no es el Canal, es la madre naturaleza. Debemos construir un futuro verdaderamente sostenible, un futuro verde. El turismo basado en la naturaleza, como el ecoturismo, el turismo comunitario y la observación de vida silvestre, puede fácilmente triplicar los ingresos por divisas que hoy genera cualquier actividad extractiva y de alto impacto ambiental. Y lo hace sin destruir los bosques, sin envenenar los ríos y sin silenciar los aullidos de los monos concones. No olvidemos que, incluso con un turismo aún incipiente, Panamá ya recibe más divisas de esta actividad que de muchas otras.

Este no es un sueño lejano, es una posibilidad real. Ya tenemos las leyes y los marcos internacionales de protección ambiental que nos recuerdan que el desarrollo debe cuidar nuestro entorno. Tenemos la biodiversidad, el clima y la belleza natural. Lo tenemos todo. Lo que necesitamos es voluntad y visión para ese modelo de desarrollo sostenible.

Reafirmo que el verdadero desarrollo no se mide en concreto, ni en minas, ni en la madera extraída de nuestros bosques; se mide en los bosques que se mantienen en pie. No se mide en caminos de polvo, sino en ríos limpios. No en ganado sobre tierra desnuda, sino en comunidades que prosperan cuidando su patrimonio.

Un Panamá verde no solo es posible, es necesario. Es nuestro futuro común. Un futuro con Urakbá, con Diana, con Lautaro. Con todos los que aún cantan en lo alto de los árboles y con todos los que vendrán después de nosotros.

Por eso, este 1 de septiembre, Día Mundial de los Primates, renovemos nuestro compromiso. Porque cuando cuidamos a los primates, nos cuidamos a nosotros mismos. Y cuando elegimos la vida, elegimos el futuro. Panamá tiene gente brillante; no echemos por la borda nuestros verdaderos valores y riquezas. El desarrollo sostenible de Panamá es verde y multicolor, como nuestros bosques.

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Publicado originalmente en La Estrella de Panamá el 1 de septiembre de 2025.

Manglar de David: el principio de precaución pisoteado

Manglar de David: el principio de precaución pisoteado

Ariel Rodríguez-Vargas

La reciente decisión de la Sala Tercera de lo Contencioso Administrativo de la Corte Suprema de Justicia de Panamá, al negar la suspensión provisional del Estudio de Impacto Ambiental del «Proyecto Puerto Barú», expone una preocupante omisión institucional. Esta resolución permite iniciar obras que afectarán los manglares del distrito de David, en Chiriquí, uno de los ecosistemas más valiosos de la costa pacífica. Aunque aún faltan permisos y concesiones, la Corte, como anfitriona despreocupada, abre las puertas al daño ambiental, como si eso no tuviera importancia.

Los demandantes solicitaron una medida cautelar basada en informes técnicos que advertían sobre impactos graves en manglares protegidos. A pesar de esta evidencia, la Sala concluyó que no existía «daño inminente», desconectándose de la gravedad de los efectos y del rol institucional de proteger el patrimonio natural.

¿Qué sentido tiene el buen derecho ambiental en manos de nuestra Corte si no puede actuar preventivamente antes del daño irreversible? El artículo 118 de la Constitución exige evitar la destrucción de ecosistemas. La Ley 41 de 1998, en su artículo 3, consagra el principio precautorio: cuando exista riesgo de daño grave al ambiente, la falta de certeza científica no debe usarse como excusa para no actuar. La Sala exige certeza total, contradiciendo la lógica del principio. Justicia ciega, cuando los peligros fueron advertidos por unidades ambientales del propio Estado.

Desde mi perspectiva como académico y biólogo, resulta preocupante ver cómo se desestima el conocimiento técnico con tanta liviandad. Panamá ha ratificado compromisos como el Convenio de Diversidad Biológica y el Acuerdo de Escazú, convertido en ley en 2021. Ambos obligan al Estado a prevenir daños a ecosistemas estratégicos como manglares y esteros, vitales para la vida marina. La omisión de estos compromisos convierte al país en firmante sin convicción, y al sistema judicial en un actor desconectado del derecho ambiental de tercera generación, que reconoce el ambiente sano como derecho fundamental e intergeneracional.

Los informes técnicos describen los impactos del enorme dragado permanente al estero, la construcción del puerto, la pérdida de hábitat marino, la contaminación del agua, la erosión del suelo del bosque de manglar y la afectación a la biodiversidad local. Es por ello que la medida cautelar buscaba evitar daños mientras se resuelve el caso. Pero la Corte exigió pruebas como si el daño ya hubiera ocurrido, vaciando el sentido de la acción preventiva. Una vez destruidos estos ecosistemas, ninguna sentencia podrá restituirlos. No se trata de rechazar el proyecto, sino de ubicarlo en un sitio adecuado como Puerto Armuelles, donde no causaría tal impacto ecológico sobre un área protegida.

Luego de todo esto vale hacer la siguiente pregunta: ¿para qué sirven las evaluaciones técnicas si no influyen en decisiones judiciales en casos clave? Esta desconexión entre ciencia ambiental y justicia representa una injusticia ecológica y compromete la legitimidad de la Corte. No es aconsejable que la alta magistratura de justicia de Panamá arrincone el conocimiento científico en favor de intereses ajenos al bienestar colectivo. En su rol institucional, la Corte debe proteger el interés público.

Tribunales internacionales han optado por caminos distintos. En el caso Lhaka Honhat vs. Argentina (2020), la Corte Interamericana de Derechos Humanos estableció que deben aplicarse medidas cautelares para evitar daños irreversibles al ambiente. El derecho ambiental progresivo exige que ante la duda, se favorezca la protección de la naturaleza. La Sala Tercera, por ahora, está privilegiando intereses inmediatos sobre derechos colectivos y ambientales de las futuras generaciones.

La justicia ambiental debe ser oportuna, efectiva y comprometida con el futuro. Si aspiramos a un modelo de desarrollo sostenible, que respete la vida, el agua, el suelo, la biodiversidad y los derechos humanos, necesitamos una justicia que no mire hacia otro lado cuando el ambiente pide auxilio. La verdadera justicia no puede seguir siendo cómplice del saqueo ambiental en nombre del crecimiento económico.

No quiero perder la fe total en la Corte. Espero que este lapsus no sea el preludio de una injusticia, pues muchos otros temas ambientales requieren el análisis y rigor de una Corte justa con los derechos de tercera generación.
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Publicado original en La Estrella de Panamá el 4 de agosto de 2025.